Las leyendas populares que circulan entre las personas fumadoras de diferentes comunidades alrededor del mundo dicen que el hábito de fumar produce tranquilidad y relajación, desestresa en esos momentos de tensión, e intensifica el placer.
Sin embargo, algunos estudios realizados por investigadores en el Reino Unido, han revelado que lo que acontece es exactamente lo contrario. Aquellas personas que han logrado dejar de fumar registran menor grado de estrés que aquellas que intentan dejarlo y no lo consiguen.
La investigación ha sido publicada en la revista «Addiction» y establece que la recaída en el tabaquismo no solamente perjudica la salud física de los fumadores, sino que también incrementa los niveles de tensión, a largo plazo.
Los impulsores del proyecto proceden de la Universidad de Londres, más precisamente del Instituto Wolfson de Medicina Preventiva, han realizado la prueba con unos 469 participantes, que colaboraron voluntariamente.
El ‘experimento’ tenía como base que las personas estaban intentando dejar de fumar, por haber sido hospitalizados tras sufrir dolencias cardiacas. Los niveles de estrés inicial de los participantes eran similares al inicio del estudio, además de tener un grado parecido de conciencia, sobre los dificultoso que sería abandonar el cigarrillo.
Después de un año de prueba, resultó que el 41 por ciento de los pacientes habían logrado mantenerse lejos del hábito de fumar, registrando «…un descenso significativamente mayor en el estrés percibido que los que continuaron fumando…», según se publica en la revista.
La principal conclusión extraída ha sido que el aumento del estrés se debe a la situación de dependencia en la que el fumador se encuentra, hecho que no puede ser abandonado.
¿Tú fumas? ¿Qué esperas para abandonarlo? Seguramente te sentirás más relajado. ¿Qué opinas sobre este estudio?