El futuro energético de la sociedad se encuentra inmerso en una puja constante de alternativas, aunque aún no se ha conseguido proponer un candidato ideal, que resuelva todos los problemas inherentes a las energías renovables.
Se investiga en múltiples vías para alcanzar ese sueño de disponer de una fuente de energía barata, limpia y eterna.
Entre todos los materiales, compuestos y o elementos naturales, el hidrógeno se vislumbraba como un serio candidato por sus ventajas, entre las que podemos advertir como obvia, es el elemento más común del Universo.
Sin embargo, los elevados costos que supone extraerlo del agua, lo han frenado y mantenido en segundo plano ante otras tecnologías que no presentan tantos inconvenientes.
Las propias marcas de automóviles, que inicialmente apostaban por los motores de hidrógeno, permanecen en suspenso, observando a la competencia y trazando planes estratégicos con otras técnicas, como las baterías de litio, y otras, antes de lanzarse a la aventura del hidrógeno.
Ahora lo curioso, y lógico por más absurdo que parezca, es que el sueño del hidrógeno podría estar más cerca que nunca, gracias a la orina.
Un grupo de ingenieros de la Universidad de Ohio está tratando de resolver el problema, mediante la producción de hidrógeno a partir de un barato y fácilmente disponible residuo: la orina.
Los científicos esperan que la orina tratada a partir de la electrolisis, pueda producir hidrógeno de forma más sencilla y, sobre todo, más barata que los sistemas actuales, los que lo hacen actuando a partir del agua.
Ahora bien, para dividir el H2O, se necesitan 1.23 voltios, pero para descomponer la urea se necesitan apenas 0.37 voltios, un cantidad casi 4 veces inferior.
Claro que debemos recordar, que la urea es el componente principal de la orina y que en su molécula incorpora 4 átomos de hidrógeno.
El procedimiento de separación se realiza mediante electrodos de níquel, los que oxidan de forma eficiente y barata las moléculas de urea, en el proceso de decantación, en el cátodo se deposita el hidrógeno puro y al ánodo van a parar el nitrHógeno y trazas de otros compuestos.
Dicho de manera muy burda, habría que imaginar unos alambres electrificados y metidos en un matriz de orina que producirían el milagro de la separación. Una tecnología tan sencilla sería capaz de extraer hidrógeno con un coste razonable.
Pero, este invento puede ser por demás interesante, ya que además de la importancia del método como sistema barato de extracción de hidrógeno, hay que sumarle la capacidad que posee para depurar residuos de la población, lo que podría ayudar en las tareas de tratamiento de aguas residuales de los municipios aunque presenta el inconveniente de que, debido a las bacterias, la urea se degrada y convierte en amoníaco muy rápidamente.
Los ingenieros de Ohio están investigando en como resolver este problema y, según parece, su método se encuentra en fase tan avanzada que para fin de año pretenden comercializar la tecnología, lo que supone que a partir de ahora miraremos el fondo del retrete con otros ojos, y la cerveza pasará a convertirse en la nueva fuente de energía alternativa, por lo que los voluntarios para generar hidrógeno son millones.