Marte tuvo agua, pero durante cortos episodios. Así lo ha asegurado un nuevo estudio en el que se sugiere que el calor y el agua en el Marte primitivo estuvieron relacionados con breves periodos de actividad volcánica. Según este estudio publicado en la revista Nature Geoscience, las erupciones provocaban la expulsión de toneladas de gas de dióxido de azufre a la atmósfera, lo que producía el efecto invernadero.
El trabajo apunta que los periodos de temperaturas lo suficientemente calientes para que el agua flujera probablemente duraron sólo unas decenas o cientos de años. Los antiguos ríos, arroyos y lagos dejan claro que Marte fue en algún momento lo suficientemente caliente como para tener agua líquida fluyendo en su superficie.
«Estos nuevos modelos climáticos que predicen un mundo frío y cubierto de hielo han sido difíciles de reconciliar con la abundante evidencia de que el agua fluyó por la superficie para formar arroyos y lagos», dice James W. Head, profesor de Ciencias de la Tierra, del Medio Ambiente y Planetarias en la Universidad de Brown y coautor del nuevo estudio con Itay Halevy, del Insituto Weizmann de Israel.
«Este nuevo análisis proporciona un mecanismo sobre periodos episódicos de calentamiento y fusión de la nieve y el hielo que podría tener cada una duración de décadas a siglos», insiste.
Halevy y Head consideran que el calentamiento pudo estar relacionado con episodios volcánico. Muchas de las características geológicas que apuntan a flujos de agua están fechadas en hace 3.700 millones años, un momento en que se cree que volcanes masivos llegaron a ser activos y produjeron enormes efusiones de lava.
«Encontramos que el vulcanismo pudo llevar la temperatura en el Marte primitivo por encima del punto de fusión durante décadas o siglos, causando periodos episódicos de corrientes y la formación de lagos», afirma Head. Cuando el vulcanismo activo desapareció también lo hizo la posibilidad de que hubiera temperaturas más cálidas y fluyera el agua en Marte.
Además, Head adelanta que la investigación puede ofrecer nuevas pistas sobre dónde podría haber restos fosilizados de vida en Marte, si es que alguna vez existió. «La vida en la Antártida, en forma de esteras de algas, es muy resistente a las condiciones extremadamente frías y secas y simplemente espera a la infusión episódica de agua para florecer y desarrollarse. Por lo tanto, antiguos y actualmente secos y desérticos ríos y lagos en Marte pueden albergar restos de la vida primitiva, si es que alguna vez ocurrió en Marte», concluye el estudio.