Un equipo de investigadores en Suiza afirma haber detectado cuáles son los mecanismos fisiológicos de la mentira, además de que aseguran que este conocimiento podría permitir adelantarse y predecir cuando alguien prentende incumplir con una promesa.
Según el empleo biológico del término ‘promesa’ constituye un comportamiento específico de la especie humana, cuya función es promover la cooperación y la confianza del conjunto.
En términos legales, las promesas no implican un compromiso a nivel legal, aunque habitualmente se utiliza en diferentes contextos, desde el concepto de amistad, hasta el matrimonio y de las relaciones laborales e intercambios económicos. El término ‘promesa’ se encuentra visceralmente unido al término ‘mentira’, que sería el incumplimiento de aquella (en ciertos contextos).
Expertos de la Universidad de Zurich y la Universidad de Konstanz se han encargado de elucidar las bases neuronales de esta conducta tan habitual en el ser humano. Entre los rasgos característicos de dicho tipo de comportamiento, a nivel cerebral, se monitoreó a través de un sistema de escáner cerebral que cuando una persona miente, se registra una mayor actividad en las regiones relacionadas al procesamiento de la emoción y el control.
Analizando este resultado, los investigares denotaron que incumplir una promesa puede acarrear conflictos emocionales, ya que se elimina la honestidad de la respuesta brindada. También observan que ciertos patrones cerebrales podrían ayudar a predecir cuándo una persona va a elaborar una mentira.
Uno de los autores de la investigación, Thomas Baumgartner, incluyó dentro de sus hipótesis, la posibilidad de que estos descubrimientos permitan especular, pensando en futuro, en qué momento un culpable está mintiendo, a través de su actividad cerebral, y así resolver crímenes o fraudes.