En mis tiempos lo de las bibliotecas eran unas cuantas sillas de madera, en mesas escritas de mensajes frikis, filosóficos o de amor y el olor a libros viejos que no renovaban desde los tiempos de Matusalén. Y, ahora, cada día de forma más frecuente, me encuentro con proyectos como éste, de la Universidad de… Seguir leyendo Así sí da gusto estudiar