El artista británico, Damien Kirst, exhibe sus obras en el Museo Oceanógráfico de Mónaco. Algunas utilizan grandes animales preservados en químicos.
«Cornucopia”, gran exposición retrospectiva del Damien Hirst que se inaugura en el Museo Oceanográfico de Mónaco, resulta todo un acontecimiento.
Se necesitaron montecargas y grúas para trasladar, con carárter de exlcusividad, las sesenta piezas que compenen la muestra , desde el 2 de abril, el centenario del museo monegasco.
El polémico Hirst es considerado uno de los artistas contemporáneos más conocidos y venerados, tras imponer su estilo y sus reglas en el mercado del arte a lo largo de toda una década. “…Al crear este museo, el príncipe Alberto I deseaba reunir el arte y las ciencias. Con el tiempo, nosotros hemos ido olvidando el lado artístico. Con esta exposición, el museo se inscribe en su tiempo…”, dice el director del museo, Robert Calcagno, al justificar la decisión de contar con el artista británico para celebrar el siglo de su institución.
La noche del sábado pasado hizo su arribo la obra maestra de la exposición: un tiburón tigre sumergido en formol, fijo en su sarcófago de cristal. Con 33 toneladas de peso, los trabajadores del museo necesitaron 21 horas para ubicarlo en su emplazamiento, al centro de la sala principal. Antes de la invitación formal a la prensa, había sido prohibido cualquier acceso a las cámaras.
Hirst viajó en varias ocasiones al principado para seguir de cerca el avance en las instalaciones de sus obras. “…Él determinó el lugar para cada una de sus obras…”, señaló Calcagno, tras confirmar que el artista británico también es responsable del comisariado de la muestra. “…Él deseaba ocuparse personalmente del proyecto, pues es un hombre fascinado por la historia natural. Se sintió mucho más cómodo que en un museo de arte, pues él suele temerles un poco. Considera que están hechos para los artistas muertos…”, añadió el director del museo, que espera a 400 mil visitantes en su centenaria institución.